Los dichos de la presidenta

Los dichos de la presidenta

El ánimo de cada uno hacia la presidenta, la simpatía o antipatía personal, irrita discusiones, y lleva muchas veces a que quede de lado un análisis o reflexión que tenga en cuenta los factores y condiciones que pesan en una situación. Así, cuando estos ánimos se llevan al terreno político, se polariza la discusión entre quienes sostienen que todo está mal y que eso es responsabilidad del gobierno y la presidenta, y quienes dicen que todo está bien, en clara defensa del gobierno y la presidenta. Veamos más de cerca ambas posiciones. ¿No tienen en común un mismo error conceptual? ¿No parten ambos de que el gobierno y /o la presidenta tienen todo el poder de decidir y hacer a su parecer y antojo? ¿Creemos que es así? ¿Creemos que nada presiona y condiciona a un gobierno? ¿Acaso el poder económico (el capital financiero, la banca, el “llamado campo”, las empresas monopólicas fijadoras de precio), no tiene parte importante del poder? Y cuando se dice que todo anda bien, ¿no estamos incluyendo en este “bien” al proceder de estos “factores de poder” que pesan en todo lo que se dice y lo que se hace? Y a la inversa, los que culpan al gobierno de todo lo que, según ellos, anda mal, ¿no están eximiendo de responsabilidad y culpas al poder económico? Y en definitiva ¿no estamos sacándonos de encima la responsabilidad nosotros mismos? Porque nosotros, cada uno y todos, también pesamos y podemos pesar mucho más en la situación política. Los dichos de la presidenta en el acto de apertura de las sesiones del Congreso, sobre algunas cuestiones docentes, actuaron en ese sentido. También es cierto que también sea la oportunidad para empezar a hablar todos de un montón de cosas que nos pasan dentro de la escuela y fuera de ella, que nos desconciertan a los docentes y también a los que no lo son, especialmente a los padres y a los niños que asisten a clase. Por ejemplo: El ausentismo al que aludió la presidenta. • Qué les pasa a los chicos en la escuela. • Qué nos pasa a nosotros con respecto a los chicos. • Qué deberíamos enseñar y qué aprender. • Qué se espera de nosotros desde el Estado. • Qué esperamos nosotros del sistema educativo. • Qué esperan los padres y los niños. En fin…Muchas cosas más que podríamos citar. El año pasado decíamos:” ¿No deberíamos tener una mirada más amplia, más abarcadora, más de conjunto, más allá de la discusión estrictamente salarial…y de cuestiones sólo docentes? ¿Cuesta entender que lo que pasa con la crisis global está íntimamente ligado a nuestra vida cotidiana? ¿O cómo se explica que el dinero destinado al mantenimiento del ferrocarril Sarmiento estaba en un Fondo de Inversión, es decir, en la “timba financiera”, o lo que pasó con Marita Verón y con otras tantas chicas esclavizadas para ser explotadas en el circuito de la prostitución, o lo que les pasa a los pueblos del interior con la megaminería y la destrucción de los recursos naturales ¿No es a nuestra gente y a nosotros mismos que nos pasa todo esto?, ¿No es al mismo pueblo que se educa en la escuela pública? Los dichos de la presidenta manifiestan la dificultad para discutir los graves problemas a los que nos enfrentamos, hacia donde estamos yendo, y cuáles son los límites de una política asentada sobre la base de un empresariado que supuestamente acompaña a las transformaciones sociales en busca de una mayor igualdad. Pero el “accidente” de Once nos escupió la realidad en la cara. Las críticas de la presidenta al ausentismo docente, responden a una preocupación justa, que merece ser discutida pero sin “golpes bajos” de afirmaciones presidenciales que no se corresponden con la realidad (los docentes ni tenemos 3 meses de vacaciones, ni trabajamos sólo 4 horas); porque, aunque el trabajo de los docentes “deje que desear”, este trabajo está contenido dentro del conjunto de un sistema educativo que requiere urgentes debates descarnados. Más allá de los dichos de la presidenta, con toda la importancia que tienen, lo más preocupante es que nosotros, los trabajadores, de quienes sí depende el futuro de la sociedad en su conjunto, pongamos como cuestión fundamental, y a veces como única, la discusión salarial.

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