¿Quién fue Juan Bialet Massé? ¿Qué fue La Primera Argentina? ¿Cuál fue el trabajo de este hombre y su influencia en la visibilidad de la explotación de las clases trabajadoras? ¿Por qué fue difamado, enjuiciado y encarcelado? ¿Qué experiencias se pueden rescatar como aprendizaje?
Bialet Massé es el nombre de una localidad cordobesa del departamento de Punilla, cercana a Cosquín. Toma el nombre de su fundador, el profesor, médico y abogado Juan Bialet Massé, dueño de La Primera Argentina, establecida allí mismo y que fue la empresa que proveyó las cales hidráulicas para la construcción del icónico dique San Roque en los finales del siglo diecinueve.
Juan Bialet Masé nació en España en 1846, se recibió de médico en la Universidad de Madrid, sirvió al ejército republicano cuya causa fracasó y provocó su exilio en 1873, llegando a nuestro país para desempeñarse como vicerrector en el Colegio Nacional de Mendoza. Contrae matrimonio y se instala en Córdoba donde se recibe de abogado en tan solo 20 meses; comienza a desarrollar funciones políticas, ya que su desempeño como médico y abogado son bien consideradas por la sociedad cordobesa, donde es elegido concejal. Sus prestigiosas publicaciones lo llevan a la titularidad de la recién inaugurada cátedra de Medicina Legal en la Universidad de Córdoba.
Asociado con el Ingeniero Carlos Casaffousth, y luego de tres años de estudio, en 1884 emprenden la construcción del dique; los cimientos están construidos con piedras y mezclas de arenas con Cemento Boulogne sur Mer. Su paredón está construido con piedras graníticas con mezclas de arena y cal hidráulica, producida por la Fábrica de Cales Hidráulicas y Cementos "La Primera Argentina" del Dr. Juan Bialet Massé, de la mejor calidad mundial, hecho que luego quedará demostrado. El paredón del original Dique San Roque, tenía 140 metros de largo y 35 metros de altura desde su base con 5 metros de ancho en su coronamiento y 30 en su base. Un total de miles y miles de metros cúbicos y toneladas de piedras amalgamadas por las cales hidráulicas del Dr. Juan Bialet Massé.
La finalización de la obra en 1891 cumplía con tres objetivos importantes: Controlar las crecidas del río Suquía que arrollaba la ciudad de Córdoba cada vez que llovía mucho, almacenar el agua de lluvia que abunda en verano, pero escasea el resto del año y también constituir una red para irrigar agua a la producción agropecuaria. Este dique dio irrigación a muchas hectáreas que estaban sin vivienda y posibilitó la generación de terminales eléctricas que ayudaron al desarrollo de la ciudad de Villa Carlos Paz.
Mejoraría sustancialmente la vida de los cordobeses y también las condiciones donde producir más y mejores riquezas, algo que Buenos Aires (histórica capital portuaria y centro de los negocios nacionales) empezó a ver con mucho detenimiento, porque Córdoba comenzaría a erigirse como el territorio que le disputaría la distribución del poder económico y político.
Tal es así que las influencias de capitales ingleses complicaron el proceso de construcción de la obra, con difamaciones tales como que el paredón estaba construido con materiales de mala calidad y que por tanto no resistiría. En la madruga- da del 27 de julio de 1892, la policía golpeó las puertas de los vecinos de Córdoba al grito de: “¡El Dique se viene!”. Las familias asustadas ante una inminente inundación huían despavoridas hacia los altos. Falsa alarma. Detrás de todo esto, estaban algunos políticos como Carlos Pellegrini y Julio A. Roca, abiertamente declarados en contra del juarismo provincial. Al mismo tiempo se comenzó una causa judicial a los encargados de la construcción.
La Primera Argentina de bandera nacional le disputaba la hegemonía con la que hasta ese momento contaba la fábrica cementera Portland que en pleno desarrollo capitalista no estaba dispuesta a competir con una empresa que se erigía con fuerte impronta en la calidad de sus materias primas y que no le permitiría seguir haciendo sus negocios en el sur del continente como proveedor de cemento. Los oscuros intereses que consiguieron irritar el ánimo de la población por supuestas deficiencias, jamás probadas, sí lograron echar a perder y/o abandonar piezas importantes en su estructura mientras Bialet y Cassafousth padecían un año entero en la cárcel injustamente.
Contexto histórico
Bialet Massé y Casaffousth se financiaron con el Banco Provincial con Cédulas Hipotecarias pagaderas con créditos a 18 y 28 años, y respaldadas con las garantías de las propiedades que ya poseían. Estos créditos eran fomentados y otorgados en medio de un clima enfervorizado por los aires de desarrollo que se respiraban en la ciudad mediterránea, al amparo de los gobiernos instalados por el Partido Autonomista Nacional, con el liberal Miguel Juárez Celman a su cabeza.
La crisis social y económica desatada como consecuencia de la especulación financiera y el endeudamiento provocaron la renuncia de Juárez Celman el 6 de agosto de 1890. Con la denominada “revolución del parque” los cruentos enfrentamientos entre civiles y que fuera sofocada por fuerzas militares enviadas por el gobierno terminó con los pocos apoyos políticos con los que contaba el gobierno hasta entonces, los de Julio A. Roca y su vicepresidente Carlos Pellegrini, que asume la presidencia con la renuncia.
Frente a este escenario Bialet Massé fue arrastrado por la falta de financiamiento, el cambio de autoridades y consecuente retiro de apoyos institucionales al embargo de todos los bienes de La Primera Argentina.
El proceso había sellado también la caída del gobernador Marcos Juárez, asumiendo Manuel Pizarro representando los intereses del nuevo gobierno nacional, y finalizó con Casaffousth y Bialet Massé encarcelados injustamente por 13 meses. La inflación en los materiales, en la mano de obra y la depresión del mercado interno, fueron los problemas que afectaron inmediatamente a los emprendimientos industriales de Casaffousth y Bialet Masé. Los mayores costos en la obra del dique, pactados con el estado provincial, implicaron pérdidas económicas que terminaron con la ruina de Bialet Massé.
La osadía de querer fomentar el trabajo y la industria nacional
Pero no es sólo en el plano económico que Juan Bialet Massé sufrirá pérdidas, ya que, en junio de 1892, Pizarro dispone la actuación de un ingeniero hidráulico para que realice estudios en el dique para establecer “la verdad” al respecto de su resistencia.
El falso ingeniero de apellido Stavelius, con título supuestamente otorgado por una asociación de Londres, informó: “el dique presenta 90 puntos de filtraciones, y una gran grieta de lado a lado”. La maniobra orquestada dio sus frutos, logrando agudizar el descrédito del dique y a legitimar la acción que quería realizarse contra sus constructores: Pizarro solicitó procesar a Bialet Massé y Casaffousth por defraudación y estafa. Un año después, y tras demostrarse que todo era una maniobra política, la justicia les otorgó a ambos la libertad, aunque ya estaban en la bancarrota. Al día siguiente, Pizarro renunció a su cargo.
Bialet Massé tenía un pensamiento muy afín a la oligarquía de la época, pero con el transcurso de esta obra, su ideología se vio modificada. El constructor catalán formaba parte de la élite intelectual de catalanes instalados en la Argentina en la década 1870, quienes llegaron al país tras el fracaso de la primera República Española. Haber padecido la cárcel por la construcción del dique San Roque cambió la perspectiva de Bialet Massé y reforzó un pensamiento que ya estaba en él.
En su libro Proceso narra su defensa en el juicio y todas las vicisitudes que tuvo que atravesar y refuerza su ideología. Allí revela los verdaderos motivos de la persecución que sufrieron: “Con las cales de Cosquín se pueden hacer obras que no se pueden hacer con las mejores English Portland Cement, aunque Córdoba tenga hijos que hacen una guerra cruda y sin cuartel a la fuente principal de su grandeza. Aquí, Señor Juez, me permito dejar la palabra a los peritos. No llega mi espíritu yankee a hacer de un alegato judicial un prospecto de fabricante, mis cales quedan a cubierto de atentados de ingenieros in partibus ignorantium (ignorante condecorado con un título que no posee) y de agentes fiscales empecinados en la calumnia. Se comprende que los industriales ingleses y alemanes, que sus ingenieros y gobiernos, hagan lo posible e imposible para hacer prevalecer sus industrias, pero que los hijos de un país que tiene su moneda depreciada en más de un 200%, que paga el tránsito de muchos millones por una industria ya creada en el país, traten de ahogarla en su cuna, eso no se puede justificar, ni explicar, ni comprender”.
A finales de la década de 1930 la ciudad de Córdoba no detenía su crecimiento y sedienta clamaba por más agua. Durante el gobierno del doctor Amadeo Sabattini, en 1944 se decidió construir otra presa de hormigón. Tendría la misma cota, pero se haría 150 metros aguas abajo del primer dique. Se decidió que aquella construcción del siglo anterior debía ser dinamitada. Pero tenía tal resistencia que, a pesar de una triple explosión, sólo lograron hacerle un agujero: ni siquiera las dinamitas pudieron derrumbar la gran obra. El histórico paredón, que emerge cuando las aguas bajan, desmiente una historia interesada que manchó su buen nombre y honor. Una anécdota cuenta que en la Exposición Universal de 1889 en París, Gustave Eiffel en sus palabras de inauguración de la Torre que servía como símbolo de la muestra, sentenció: “Dos obras llaman la atención del mundo en este momento; mi torre y el dique de Córdoba; con la diferencia que éste es productivo y mi torre no”.
El legado y las similitudes con la actualidad
Desde el año 1902, el clima de agitación social se había acentuado en el país. En un contexto de fuerte crecimiento económico, se habían generado situaciones de desigualdad que dispararon la protesta proletaria. La formación en 1901 de una central obrera, la Federación Obrera Argentina, con la confluencia de anarquistas y socialistas para la conformación de una metodología de gestión conjunta, no pasó desapercibida para el gobierno. La preocupación de los empresarios se tradujo en un pedido al gobierno: se trataba de establecer un mecanismo represivo para evitar estos “desatinos proletarios”. El roquismo tomó nota del clima de agitación y se dispuso a atenuar el impacto. Al efecto se propuso un plan tendiente a tornar previsible y controlable al movimiento. Para complementar este objetivo, el gobierno, por medio del ministro del Interior Joaquín V. González, encargó al Dr. Bialet Massé un informe sobre el estado de la clase obrera en el país, y así contar con un lineamiento argumental que sirviera de fundamento a la Ley Nacional del Trabajo, que habría de ser el elemento mediador en la relación laboral. Esta regulación imponía límites a la gestión sindical y el encuadramiento de las organizaciones en la normativa de la burguesía. Curiosamente este proyecto fue rechazado por ambos sectores comprendidos por la ley. Patronales y sindicatos coincidieron en el rechazo, aunque, por supuesto, por distintas razones: los empresarios por considerar que implicaba un reconocimiento formal de las instituciones obreras, y los trabajadores porque la sujeción a las leyes era contraria a la ideología de la lucha de clases en la que estaban empeñados. La ley finalmente no se sancionó, pero quedó desde 1907 un instituto denominado
«Departamento Nacional del Trabajo», entidad interviniente en el ámbito de las relaciones laborales que habría de persistir con irregular desempeño hasta el 27 de noviembre de 1943, fecha en que es reformulado por el Coronel Juan Perón y convertido en Secretaría de Trabajo y Previsión, y Ministerio desde la sanción de la Constitución de 1949.
El informe Bialet Massé ha sido considerado como la referencia insoslayable a la hora de evaluar la situación de los trabajadores y trabajadoras de uno de los períodos de máximo esplendor de la oligarquía en el poder. El autor, quien recorre en barco, en tren, a caballo y a pie toda nuestra extensión territorial, visita y se interrelaciona directamente con la realidad nacional, se inserta, convive, comparte el pan y codo a codo con el indio, el peón, el capataz y el patrón de estancia vive las cotidianeidades de todos y cada uno de ellos. Rompe fronteras de lo conocido, indaga en las relaciones y costumbres, vive en carne propia los abusos sociales con las mismas víctimas y constata la barbarie de la explotación. Deja abierta una realidad oculta y hasta ese entonces desconocida por la sociedad.
Se enfoca especialmente en aquellos sectores donde la injusticia y el olvido afloran. Así se dedicó especialmente al trabajo y estado de los niños, las mujeres, los indios y los gauchos. No le bastó ser un científico, sino que activamente propuso constantes soluciones a los problemas. Aró los campos, tomó la pala, estibó en los buques y desde su propio dolor humano describió la realidad. Termina su informe en menos de 90 días, habiendo recorrido 9 provincias, lo que le fue posible por trabajos que él mismo venía realizado con anterioridad. Propuso con su inquietante verdad, no ocultar las heridas sociales del pueblo argentino, sino presentarlas desnudas – diagnosticarlas- para buscarle con buen criterio médico una eficaz cura.
Podría decirse que, al redactar El Informe Sobre el Estado de las Clases Obreras de la República Argentina, Bialet Massé se hallaba inscripto dentro de la corriente reformista, una mirada que ya tenía sobre el trabajo, la cual sacó a la luz en el Informe.
Esto dice la dedicatoria del Informe Bialet Massé a Julio Argentino Roca: “Creo que el mayor timbre de gloria de su segunda presidencia será la Ley Nacional del Trabajo, que no sólo pondrá su nombre al lado de los grandes benefactores de la humanidad, sino que señalaría al país los rumbos fijos para el desarrollo de su poder y de su riqueza”.
Más allá de que su informe fue utilizado como excusa y destinado a permanecer inútil en los escritorios del poder político, dejó un legado invaluable aún vigente, porque se mantienen vigentes las mismas condiciones de explotación de las clases trabajadoras; la tecnología ha sido de gran ayuda para mejorar la vida cotidiana de los hombres y mujeres, pero no han sido superadas las desigualdades, por el contrario, se han vuelto cada día más profundas. La clase obrera sigue su lucha por conseguir abolir esas desigualdades y mientras eso suceda, el legado de Juan Bialet Massé se mantendrá vigente.
Las luchas de hoy en Bialet Massé
Las razones que traen a la actualidad el nombre de Bialet Massé son varias; porque casi siempre los hechos del pasado cercano pueden servirnos de ayuda para comprender cómo se asemejan y tienen puntos en común con la realidad que vivimos hoy en nuestro país y en el mundo.
Habitantes de Bialet Massé y localidades vecinas, nucleados en las Asambleas de Punilla y la Asamblea en defensa del ambiente de Córdoba capital, se manifiestan preocupados y en estado de alerta por el proyecto de construcción de una autovía de carácter provincial, cuya traza afectaría las cuencas de agua naturales que suministran el vital elemento a toda la zona de Punilla y Córdoba ciudad: “una autovía que fracturaría pueblos, que se presenta engañosamente como una obra necesaria para impulsar el turismo y el progreso pero que amenaza la preservación de la flora, fauna y medioambiente de las localidades del valle de Punilla”.
Denuncian que las decisiones se están tomando a espaldas del pueblo, que el proyecto no cuenta con licencia social y que ya empieza a tener efectos en el desarrollo de la vida y la buena salud de los pobladores de Bialet Massé, con el tendido de una línea eléctrica de alta tensión que aumenta los riesgos de contraer enfermedades graves como cáncer y/o leucemias, a causa de la acción de los campos magnéticos que producen emisiones extremadamente bajas, y que ya se encuentra en pleno trazado sobre las veredas Suncho Huayco, un barrio de 250 familias.
Toda esta situación se da en un contexto de desmontes planeados para el agronegocio, incendios intencionales de más de 330.000 hectáreas causando depredación de especies nativas y su rica fauna autóctona, inundaciones provocadas por la falta de un suelo ya con nula capacidad de absorción, expulsión de comunidades originarias y su posterior empobrecimiento histórico - cultural y arqueológico, negociados inmobiliarios de empresas que lucran a expensas de la naturaleza; con un proyecto de autovía que costaría el endeudamiento de la ciudadanía en 100 millones de pesos. Los vecinos y vecinas que dan visibilidad a la causa ambiental son sometidos a la persecución policial y judicial, buscando a través de la violencia estatal callar las voces que se alzan en protesta. Todas estas variables afianzan la constitución del modelo extractivista que opera en toda la región sudamericana y que es la última acción que llevan a cabo los grandes capitales en busca de poder seguir manteniendo su nivel de ganancias, que van a engrosar las arcas de unos pocos, dejando a su paso pobreza, enfermedad y lo que es peor aún, el aniquilamiento de los recursos naturales de todos y todas. La capacidad de acción de estos grandes capitales multinacionales no podría llevarse adelante sin la aprobación y complicidad de las autoridades locales en todos sus niveles, que posibilitan a través de tratamientos solapados, legislaciones que permiten el avasallamiento de los derechos humanos y ambientales.
Como nos enseña la historia, con la experiencia personal y pública del Dr. Juan Bialet Massé, vivida en carne propia, asediado por los fuertes tentáculos del pulpo del capital, que intentó ahogarlo económicamente, mancillar su nombre, privarlo de su libertad, en intentos vanos por correrlo del camino. Pero con su trayectoria logró demostrar que aquí mismo los trabajadores se pueden proponer empresas gigantescas y sacarlas adelante, para beneficio del conjunto de la sociedad. Lo que hoy sucede en la región de Punilla tiene mucha relación con lo que sucedía a principios del siglo XX, los grandes capitales, en su carrera competitiva buscan ya desesperadamente poder mantener sus niveles de ganancias, y a su paso, usan todas las herramientas que les brinda su poderío económico, y a través de sus influencias en la burguesía nacional, afectan los intereses de la sociedad entera; aniquilando los recursos naturales, destruyendo pueblos, destrozando vidas. Las asambleas son el ejemplo vivo de que la historia de los trabajadores y trabajadoras tiene aún muchas páginas por ser escritas. Comenzaron por unirse en contra del abuso del poder político y económico, y siguen de pie resistiendo las amenazas, y van más allá proponiendo que otra forma de vida, otras formas de producción, otras formas de participación ciudadana no tan solo son posibles sino extremadamente necesarias.
Fuentes de estas notas:
http://www.bialetmasse.com/Casaffousth/index.htm#LaObraCumbre https://fervor.com.ar/bialet-masse-segun-alejandra-diaz-bialet/ https://proyectobialet.com/bio/ http://museodeladeuda.econ.uba ar /
https://www.diquesdecordoba.com.ar/san-roque-la-historia-del-embalse-mas-grande-delmundo/ - https://www.argentina.gob.ar/trabajo/biblioteca/informemasse https://www.trabajo.gba.gov.ar/informacion/Publicaciones Petitorio de Asambleas de Punilla y Asamblea en Defensa del Ambiente Córdoba Capital
PUBLICADO EN REVISTA PARIENDO N°50 - 2020
