José de San Martín es sin duda el ícono del sentimiento americano. Tratar de abordar su figura parece una tarea inabarcable, pero intentaremos acercarlo pues es tan amplio su legado que nada de lo que encontramos mediantes sus cartas, documentos y testimonios es desechable. Un hombre que sin dudas comprendía las condiciones históricas en que le tocó llevar adelante sus acciones, también supo en cada momento desencadenar la resolución de las necesidades de los pueblos. Logró con su ejemplo y su idea que la entrega total a las causas emancipatorias de su época tome cuerpo en muchos hombres y mujeres de la década en que se desarrollaron las revoluciones independentistas de toda nuestra América del Sur. Guiado por su conciencia, convencido de llevar adelante lo que sea necesario, surcó las pampas, atravesó los Andes enfermo, llevó su biblioteca a todas partes, navegó los mares y renunció a todos los honores.
Prócer en Argentina y Perú, también debería serlo en Chile pero por sus enfrentamientos con las élites locales (que rompieron el sueño americanista de la Patria Grande ideado por Simón Bolívar) sólo es recordado dentro de la gesta independentista como uno de los actores principales en suelo chileno.
Las cualidades que lo han llevado a convertirse en un líder son muchas: estratega, leal, desinteresado, previsor, disciplinado y con una convicción de hierro, son algunas de las características que rodean a San Martín. “Prometo a nombre de la Independencia de mi patria, no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público y, el militar que poseo, renunciarlo en el momento en que los americanos no tengan enemigos.”
Nuestro primer gran disparador es ¿qué lo que lo llevó a luchar por la Libertad, en tierras donde sólo existían incertidumbres, pobreza y confusión?, ¿dejar España y aventurarse en estos horizontes para combatir contra un enemigo poderoso? En busca de este gran sueño escribió varias páginas de la Historia rompiendo cadenas contra viento y marea en una época, como todas, llena de contradicciones e intereses, que se presentaban en forma de mezquindades, envidias, intrigas políticas, calumnias; dificultades que nunca lo alejaron de su objetivo: La Libertad para Toda América.
Su formación
Imaginemos por un momento el escenario europeo para entender el contexto en que se forman los militares americanos. ¿Dónde nace este sentimiento americano y el deseo de libertad?
Es, quizá, el mismo ejército español que lo formó militarmente el germen de ese sentimiento emancipador. En esa España enredada en la lucha de liberación frente a un imperio invasor (Francia) es donde surge la primera diferenciación, pues dentro del ejército peninsular nos encontramos con una tensión que va a ser el inicio de las luchas independentistas americanas. Las fuerzas armadas estaban muy politizadas por el contexto, había fuertes debates en torno a cómo sería la organización de España luego de ser expulsados los invasores franceses, los oficiales se dividían entre monárquicos y liberales. De hecho con el regreso del tan ansiado y deseado Fernando VII al trono en 1814 queda definida la pugna en favor de los absolutistas. Pero además debemos agregar otra tensión dentro del ejército español: españoles vs americanos. Y es aquí donde ubicamos a San Martin, como a tantos otros militares nacidos en América pero crecidos y madurados en España, que siente que pelea en una causa que no es suya y que lucha por una liberación que no lo identifica.
Para éste período, hablamos de 1800 en adelante, ya estaba establecida y difundida la práctica de organizaciones secretas que unían a distintas personalidades de la sociedad europea detrás de algún fin concreto. Éste es el camino que desarrolla el patriota venezolano Francisco Miranda, desde Londres, con el fin de conseguir la Emancipación de las Colonias Españolas en América. Así, confluyen, en la LOGIA CABALLEROS RACIONALES N°7 Alvear, San Martin, O´higgins y Zapiola entre tantos otros americanos.
Esta sociedad secreta se ponía al servicio de los pueblos oprimidos por el absolutismo monárquico y conociendo los primeros movimientos revolucionarios en Caracas y Buenos Aires cada uno de sus miembros decide retornar al lugar de su nacimiento a fin de colaborar en la lucha que comenzaba a desarrollarse en América. Desde este momento todas las energías de San Martín y demás militares americanos van a estar destinadas a regresar a América y lograr su liberación. Por eso, para 1811, abandona España y parte rumbo a Londres para ultimar los detalles del regreso a su tierra natal.
50 días de navegación parecieron un siglo
El 9 de Marzo de 1812, en un barco inglés, arriban a Buenos Aires varios militares rioplatenses que traen consigo la idea indeclinable de la Libertad de América sin importar los obstáculos. Para ello conforman una sociedad secreta, que se articula rápidamente con los restos de la sociedad secreta morenista (Sociedad Patriótica), llamada Logia Lautaro en honor al cacique araucano que resistió y le marcó el límite a la invasión española en Chile 3 siglos atrás. Esta logia funciona como organización política secreta que permite a muchos revolucionarios patriotas tener una estrecha relación y unificar sus ideas. Pese a ser el oficial de mayor graduación entre los recién llegados, la figura del Teniente Coronel San Martín es irrelevante para la sociedad rioplatense de entonces, pues no es hijo de ninguna familia de la élite local, como sí lo era su compañero de viaje Carlos de Alvear.
La Logia Lautaro fue concebida bajo la inspiración del bien general, sin contrariar la tendencia revolucionaria, apoyó las reformas democráticas y dió nacimiento a la primera Asamblea General que proclamó la soberanía popular. San Martín pretendía ponerla al servicio exclusivo de la lucha por la libertad y la independencia sudamericana. Sin embargo, su mirada iba chocar con la de Alvear, que la utilizaría como instrumento para servir a sus intereses personales. San Martin, lejos de enredarse en estas disputas, se despega de las tensiones dentro de la élite de Buenos Aires y sigue su camino en busca de llevar a cabo su plan.
Las acciones políticas de San Martin en Buenos Aires son escasas pues su objetivo no estaba en resolver la lucha de facciones locales. Podemos mencionar como un hecho trascendental su accionar, junto al Regimiento de Granaderos a Caballo, el 8 de Octubre de 1812 en la plaza de la Victoria, llamada así en honor a la victoria de las milicias de Buenos Aires sobre los invasores ingleses en 1806-1807, pidiendo la renuncia del Primer Triunvirato e influenciando en la selección de los miembros del Segundo Triunvirato.
Las Acciones Militares en suelo rioplatense también son escasas pero muy importantes en el desarrollo de su plan emancipador:
- El combate de San Lorenzo (3/2/1813) donde se muestran la eficacia de las tácticas napoleónicas (de quien admiraba sólo las estrategias militares). El movimiento envolvente de la caballería sobre los francos de las formaciones rígidas permitía la división de la resistencia y facilitaba el ataque de la infantería logrando reducir la desventaja numérica de fuerzas. Dicha batalla llenará de honores y elogios a San Martín en Buenos Aires, y esto generará que Alvear sintiera que se debilitaba su poder en la ciudad, por eso aprovechará las derrotas de Manuel Belgrano en Vilcapugio (1/10/1813) y Ayohuma (14/11/1813) para enviarlo a Tucumán a reorganizar el Ejército del Norte.
“Yo no me he encontrado más que los tristes fragmentos de un ejército derrotado. Un hospital sin medicinas, sin instrumentos, sin ropas, que presenta el espectáculo de hombres tirados en el suelo que no pueden ser atendidos del modo que reclama la humanidad y sus propios méritos. Unas tropas desnudas, con trajes de pordioseros. Una oficialidad que no tiene cómo presentarse en público. Mil clamores por sueldos devengados. Gastos urgentes en la maestranza, sin la cual no es posible habilitar nuestro armamento para contener los progresos del enemigo” (Oficio al gobierno de Buenos Aires en 1814, después de hacerse cargo Ejército del Norte)
- La reorganización del Ejército del Norte, tomando los consejos de su amigo Belgrano, implica una línea de defensa móvil sostenida por tropas irregulares que permita ejercer el factor sorpresa y generar confusión y desorganización en las tropas regulares invasoras. Esta táctica fue excelentemente ejecutada por el General Martín Miguel de Güemes y sus infernales jinetes. Rápidamente entiende que el camino para llegar a Lima no es por esa ruta, por eso pide licencia por enfermedad al Director Supremo Posadas (tío de Alvear) para retirarse hasta Córdoba y luego pedir que lo designaran gobernador de cuyo, concentrando el poder político y el poder militar de la región.
¿Cuáles fueron las acciones de gobierno de San Martín en la región de cuyo?
Hablar de Mendoza es hablar de San Martin, porque si bien fue gobernador de cuyo (Mendoza, San Juan y San Luis) su obra se ve claramente en la ciudad de Mendoza. Allí es donde nuestro prócer deja marcada para siempre la importancia de la planificación, la disciplina y la actitud de entregar todo (TODO) por una causa. Su objetivo es poner en marcha una economía para la guerra independentista y lo cumple de tal manera que deja sentadas las bases del desarrollo económico de Mendoza.
Su llegada, en septiembre de 1814, coincide casi simultáneamente con la caída de los patriotas chilenos en Rancagua. Este suceso cambia el panorama, 500 soldados comandados por O´Higgins cruzan la cordillera hacia Mendoza y se ponen al servicio del plan americanista, el cruce de los Andes deberá esperar, ya que el país está dominado por los enemigos. San Martín comprende que debe forjar una alianza con la élite mendocina, que será su más fiel defensora cuando su padrino de boda (Carlos María de Alvear) como director supremo lo destituya del cargo. Cabe recordar que en esa época la designación de los gobernadores se hacía desde Buenos Aires, y los intereses que allí se jugaban tenían más relación con el manejo del puerto y el comercio (principalmente con Gran Bretaña) que con la empresa libertadora.
La falta de recursos para la contratación de soldados obliga al reclutamiento forzoso. No sólo los vagos, desertores y esclavos serán incorporados al ejército sino que también los hijos de la élite son convocados, aunque muchos de ellos se rehusaron a cumplir el mandato. Quienes no se presentan voluntariamente se sumarán obligatoriamente durante 5 años al ejército de línea.
Recorrer la ciudad de Mendoza hoy es recordar y reconstruir la obra de San Martin como Gobernador, es el legado de un excelente administrador de recursos en una provincia que no contaba con excedentes. Tomó como pilares de su administración los valores con los que concebía la vida, la austeridad, la justicia y la educación. Por eso, describiremos las acciones de gobierno que muestran su concepción sobre el desarrollo de la economía y la sociedad.
- Aumento de Recursos y Disminución de Gastos: Regularizó impuestos a la riqueza, a la venta de carne e impulsó contribuciones especiales a los más ricos de la sociedad. Al mismo tiempo, redujo a la mitad los salarios de los funcionarios: “Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. El empleado que no quiera donar lo que deja de percibir, recibirá un boleto para su abono en mejor circunstancia” (Fuente: Nicolás Cuello, Anecdotario y directivas de San Martín)
- Promovió la exploración de plomo y cobre forjando el futuro minero de la provincia.
- Amplió el sistema de canales favoreciendo la expansión de las zonas agrícolas y creando verdaderos oasis en una provincia que lejos de los cursos de agua era un desierto.
- Fomentó la Educación a partir de la creación de la primera biblioteca pública.
- Ordenamiento y limpieza de ciudad: prohibió el paso a trote de los caballos, extendió el paseo de la alameda, donó solares de tierra para los soldados y cerró las pulperías los días de semana después de las 10 de la noche.
Queda claro que el gobierno de San Martin está orientado a la maximización de los recursos para cubrir la enorme empresa que significaba cruzar los Andes. Aun así, todo el esfuerzo de la sociedad mendocina no alcanzaba. Se necesitaba de dos puntos fundamentales:
1) La declaración de independencia. Esto se ve claramente en la cantidad de cartas que se escribe con Godoy Cruz (diputado por Mendoza en el Congreso de Tucumán). “¿Hasta cuándo esperaremos declarar nuestra independencia?¿ No le parece una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al gobierno de quien en el día se cree dependemos?¿Qué nos falta, más que decirlo? Por otra parte ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo, y los enemigos (con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos? Esté usted seguro que nadie nos auxiliará en tal situación. Por otra parte, el sistema ganaría el 50 por ciento con tal paso ¡Animo! Que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Veamos claro, mi amigo: si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se le hace al que se cree verdadero soberano, es decir, a Fernandito.” (Carta fechada el 12 de Mayo de 1816)
2) El apoyo de Buenos Aires con dinero, pues las donaciones de las alhajas de las familias patricias mendocinas encabezadas por Remedios de Escalada no alcanzaban.
Es importante destacar que Pueyrredón formaba parte de la Logia Lautaro y que obtuvo el voto de casi todos los diputados en su elección (32 a 2). El nuevo Director Supremo apoyó el plan sanmartiniano por un lado pero rápidamente se vio enroscado en las luchas fratricidas con la Banda Oriental. Se hace necesario destacar esta actitud ambigua, típica de varios de los personajes de la época, que por un lado apoyó el cruce de los Andes para la liberación de Chile y Lima, y que por otro favoreció la invasión portuguesa a la Banda Oriental para eliminar el poder e influencia de José Gervasio Artigas en el Litoral.
Otro dato a destacar es el rol que podían cumplir los indios en el plan de distracción, difundiendo el rumor de que el grueso del ejército libertador avanzaría por el sur, fundamental para que las fuerzas enemigas no estén concentradas. Con el propósito de conquistar la simpatía de los pueblos originarios los convocó a su campamento en el Plumerillo: Conocedor de las costumbres indias, cuando llegaron los parlamentarios los recibió sentado en el suelo. “Los convoco para informales que el ejército de los godos pasará de Chile para matar indios y robarles mujeres e hijos; yo también soy indio, voy a impedirlo. Para eso necesito contar con la licencia de ustedes, que son los dueños del país. Pasaré los Andes y terminaré con ellos.” (Fuente: Nicolás Cuello, Anecdotario y directivas de San Martín)
El Aníbal de América:
No debemos perder de vista el contexto internacional en el que se da la organización del ejército de los Andes. En Gran Bretaña ya se había instituido una monarquía constitucional con predominio burgués muchos años antes, lo que la dejaba en “ventaja” respecto al resto de las monarquías en la política de altamar. La política exterior de los ingleses ya se basaba en “conquistar mercados” donde colocar su producción, y para ello las colonias en América son un obstáculo. Por otro lado, las monarquías absolutistas, aferradas a la sociedad feudal en decadencia, se ven obligadas a tomar medidas frente a la amenaza del avance de las “ideas revolucionarias” gestadas en la Revolución Francesa. Es por esto que forjan una alianza entre las familias reales. El pacto -la Santa Alianza- (1814) se realiza principalmente por la preocupación de cada miembro de la realeza de correr la misma guillotineada suerte que los reyes franceses habían sufrido en 1789. Durante los primeros 5 años la Santa Alianza tendrá sus ojos apostados en cada reino de Europa para cortar de raíz los intentos libertarios. Esta situación los lleva a “poner toda la fuerza” en el frente interior, “descuidando” de alguna manera las colonias.
Definitivamente el cruce de los Andes es la obra maestra de táctica y estrategia militar más impresionante del siglo XIX, tan es así que ha sido estudiada en todo el mundo. Todos los recursos de un pueblo se pusieron a disposición de semejante empresa, desde septiembre de 1814 hasta enero de 1817. Una obra que solo pudo ser llevada adelante por un pueblo convencido en las ideas que encarnaba San Martin y sus militares. En muy poco tiempo se instaló una fábrica de pólvora, una fundición de artillería, fábricas para el tejido de la vestimenta de los soldados, talleres para las tintas que le dieran color a los uniformes y un laboratorio para los explosivos. Para todo esto se contrataron trabajadores provenientes de San Juan, San Luis, La Rioja, Corrientes, Córdoba y Buenos Aires.
San Martín sabía que el primer enemigo a vencer era la roca cordillerana, que presentaba serias dificultades: no había caminos marcados, muchos eran de paso de mula en desfiladeros, la cordillera frontal de más de 4.000 metros de altura implicaba que el cruce debía hacerse en Enero durante el verano porque luego la nieve cerraba los pasos. Pero además era sabido que la naturaleza causaba fuertes daños a la salud de los hombres, por eso se puso principal énfasis en la ropa y el alimento de la tropa. El soroche o apunamiento, que se empieza a sentir a partir de los 1500 metros, genera: aumento del ritmo cardíaco, debilidad, náuseas y trastornos de sueño. “La salud de la tropa es la poderosa máquina que bien dirigida puede dar el triunfo y el abrigo de los pies es el primer cuidado.”
El 17 de enero de 1817 el grueso del ejército libertador inició el cruce de las montañas más altas de América por el paso de Los Patos, encabezados por San Martín, O´Higgins y Soler, mientras que una columna menor al mando de Las Heras lo hizo por el paso de Uspallata junto a la artillería desmontada y el parque general del ejército que conducía el capitán fray Luis Beltrán. El plan de la travesía debía llevarse a cabo en 20 días y abarcaba un frente de 800 kilómetros, todas las columnas tendrían que estar del lado chileno el 1 de febrero. Para evitar el desgaste la caballería debía montar en mulas y así tener los caballos reposados en caso de que el ejército español presentara batalla. Sin embargo el desgaste, por el frío, el camino y la altura fue terrible:
“Las dificultades que tuvieron que vencer para el paso de las cordilleras sólo pueden ser calculadas por el que las haya pasado. Las principales eran la despoblación, la construcción de caminos, la falta de caza y sobre todo de pastos. El ejército arrastraba 10.600 mulas de silla y de carga, 1.600 caballos y 700 reses, a pesar de un cuidado indecible sólo llegaron a Chile 4.300 mulas, 511 caballos en muy mal estado, habiendo quedado el resto muerto o inutilizado en las cordilleras, 2 obuses de a 6 y 10 piezas de batalla de a 4, que marchaban por el camino de Uspallata, eran conducidos por 500 milicianos con zorras, y mucha parte del camino a brazo y con el auxilio de 4 cabresantes para las grandes eminencias. Los víveres para veinte días que debía durar la marcha, eran conducidos a mula, pues desde Mendoza hasta Chile por el camino de Los Patos no se encuentra ninguna casa ni población y tiene que pasarse cinco cordilleras. La puna o soroche había atacado a la mayor parte del ejército, de cuyas resultas perecieron varios soldados, como igualmente por el intenso frío. En fin, todos estaban bien convencidos que los obstáculos que se habían vencido no dejaban la menor esperanza de retirada; pero en cambio reinaba en el ejército una gran confianza, sufrimiento heroico en los trabajos y unión y emulación de los cuerpos”. (Notas escritas por San Martín en el destierro a pedido del general Guillermo Miller, antiguo subordinado que se dedicó a escribir sus Memorias)
Destacamos que, además de lo citado arriba, cargó con su biblioteca personal de 800 libros durante el cruce de la cordillera. Esto destaca el papel que tenían para San Martin las letras, el rol de las ideas, de las herramientas intelectuales que fueron sin dudas decisivas en él para su acción a lo largo de su vida.
Todo el plan fue una brillante estrategia armada, hasta contaba con una red de espías y agentes en Santiago, que le posibilitó saber con exactitud cada paso que daban los españoles. Gracias a la información que le proporcionaron pudo dar el golpe de antemano en Chacabuco (12/2/1817) evitando la concentración de las fuerza enemigas y ganando la ciudad capital. El cabildo rápidamente nombró a San Martín como gobernador pero él se negó, fiel a su estilo de no desviarse de su objetivo. Fue entonces que nombraron a O´Higgins. La campaña no había finalizado, los enemigos de la libertad se concentraban en el sur del país y esperaban refuerzos desde Perú para contraatacar a los patriotas.
A fines de 1817 llega a Talcahuano el general español Mariano Osorio, enviado por el Virrey del Perú Joaquín de la Pezuela que había comprendido que para evitar la invasión patriota debía reconquistar Chile, y reorganiza las fuerzas realistas para avanzar sobre Santiago.
El año 1818 comenzó con la declaración de independencia de Chile, justo un año después de la batalla de Chacabuco. Es de destacar que creó la biblioteca de Santiago de Chile, donando los 10.000 pesos que se le había entregado como premio por la victoria de Chacabuco. Ahí, el Libertador dijo: “Las bibliotecas, destinadas a la educación universal son más poderosas que nuestros ejércitos para sostener la independencia”. (Clarín, Felipe Pigna, “La pasión de San Martin por los libros y las bibliotecas” – 1/8/2020)
El 8 de Marzo los refuerzos españoles, al mando de Mariano Osorio, habían desembarcado en Talcahuano y se adueñaron de la ciudad de Concepción. El 19 de marzo el general godo sorprende, atacando de noche, a las fuerzas de San Martín y O´Higgins que habían acampado en una zona cerca de la ciudad de Talca, denominada Cancha Rayada. Osorio sabía que sus fuerzas eran menores por eso optó por un ataque sorpresa en las penumbras para que el pánico y la desorganización se apoderaran de las tropas patriotas. Por este motivo es importante resaltar el rol que cumplió el general Las Heras que en pleno desorden ordenó a sus tropas la retirada sin pelear, salvando así a una columna de más de 2 mil hombres que serán el pilar de la reorganización del ejército unido patriota.
Por el lado español corre la alegría y la confianza en que se repetiría la misma acción de 1814 cuando habían reconquistado Santiago. Este paso tranquilo y relajado de las tropas godas es lo que le permite a los patriotas, pasado el pánico, rearmarse y presentar batalla en Maipú 15 días después del desastre de Cancha Rayada. Es importante aclarar que el ataque realista rompe el código honor de la época: no se atacaban campamentos y menos de noche, no se saqueaba ni se atacaba a la población civil y la lucha era entre formaciones de ejércitos. Esto solo lo explica la inferioridad en que se veían los realistas ante el ejército patriota.
Al mismo tiempo es importante describir la situación en Santiago: proliferan los rumores de las muertes de San Martín y de O´Higgins, que el ejército unido chileno-argentino ha quedado destruido. Automáticamente varias figuras de la élite chilena comienzan a gestionar, mediante cartas a Osorio, el ingreso de los realistas en Santiago. Este caos fue paralizado, en pleno cabildo abierto, por el patriota Manuel Rodríguez quien consigue conformar un gobierno provisorio hasta que el 24 de marzo llegan los generales devolviendo la calma a la ciudad.
“Finalizada la batalla de Maipú, una cuadrilla patriota se apodera de la correspondencia del enemigo y se la entregan a San Martín en caja cerrada. El general triunfante, a diez kilómetros de Santiago se detiene a leer las cartas de traición escritas por un sector de la élite chilena. Acto seguido pidió que hiciesen una fogata donde quemó todos aquellos testimonios acusadores, perdonando así ante su conciencia a los que habían dudado de su genio” (Nicolás Cuello, Anecdotario y directivas de San Martín)
La batalla de Maipú (5/4/1818) es la muestra clara de que el ejército patriota es ya un máquina de guerra apta para enfrentar a las tropas regulares imperiales, queda afirmada la libertad de Chile, y este país va a ser la nueva base de operaciones para continuar con el plan sanmartiniano. Este combate define la balanza a favor de la independencia americana, pues le da fuerza a todo el movimiento revolucionario y deja el objetivo de entrar a Lima cada vez más cerca. San Martin lo entendía, como en todo momento su estrategia estaba muchos pasos adelante respecto de los hechos y respecto del mando realista…
“Esta batalla va a decidir la suerte de toda la América, y es preferible una muerte honrosa en el campo del honor a sufrirla por manos de nuestros verdugos. Yo estoy seguro de la victoria”. (Fragmento de su discurso a su Estado Mayor)
Nuevamente hubo que esperar 2 años para continuar la campaña libertadora. Lo que Mendoza fue para Chile, Chile será para Perú, pues todos los recursos de la naciente patria se vuelcan a proveer las necesidades del ambicioso plan sanmartiniano. El proceso emancipador estaba cada vez más cerca del corazón español.
Asegurada la Independencia de Chile, San Martín pide permiso al gobierno para viajar a Buenos Aires y así visitar a Remedios y a Mercedes, quiénes se habían ido de Mendoza para estar junto a la familia, ya que la hija menor de los Escalada estaba enferma de tuberculosis. Este es uno de los momentos más tristes de su historia porque va a ser la última vez que vea a su esposa, compañera y amiga.
El otro motivo de su viaje es la intención de obtener de Pueyrredón recursos para financiar el viaje a Lima, pero se encontró con una situación cada vez más delicada. Aunque el Director Supremo acepta otorgarle un préstamo para la liberación del Perú, en junio de 1819, es reemplazado por Rondeau quien prontamente cambia de opinión y le solicita que regrese a Buenos Aires con el ejército de los Andes para destruir la insurrección de las provincias. San Martín no estaba de acuerdo en obedecer militarmente la orden y continúa su viaje hacia Chile.
La Desobediencia Genial:
Caído el gobierno central de Buenos Aires, luego de la batalla de Cepeda (2/2/1820), desaparece la autoridad de la que emanaba su cargo, por eso considera que no tiene sustento jurídico para continuar al frente del ejército libertador. El 26 de marzo presenta la renuncia, mediante carta cerrada al general Las Heras, pero toda la oficialidad del ejército de los Andes plantea que no estaba completo todo el plan sanmartiniano y lo incita a continuar con el ambicioso proyecto. El Acta de Rancagua (2/4/1820) es la más maravillosa condecoración honorífica que recibe San Martín a la cual no pudo negarse.
San Martín se apoya en su amigo O´Higgins y en el gobierno de Chile quien lo designa General en Jefe del ejército chileno, para decirle No a Buenos Aires y empezar a preparar la última parte de la expedición: Atacar el corazón del poder realista.
A diferencia del año 1814 cuando había retornado el absolutismo a España y en América los movimientos independentistas eran sofocados, quedando sólo la región rioplatense en manos de los patriotas, el año 1820 es un punto de inflexión para el proceso emancipador americano. Fernando VII sabía que si no quería perder sus colonias debía reforzar el Perú y desde allí reconquistar las zonas que dominaban los americanos. Venezuela y Colombia estaban aseguradas por la acción de Simón Bolivar que se disponía a avanzar sobre Ecuador. Mientras que asegurada la independencia de Chile y fortificada la frontera de Salta y Jujuy por Güemes, San Martín junto a O´Higgins organizaba la expedición al Perú por Mar.
Por estos motivos desde España se prepara una expedición para reforzar el corazón del imperio, pero el 1 de Enero de 1820 cambia rotundamente el panorama con la sublevación del general Riego quien levanta las banderas de la Constitución de Cádiz (1812) y presiona para que el rey la acepte transformando la monarquía absolutista en constitucional.
Para dominar el Perú primero había que controlar los mares, por eso el gobierno chileno, encabezado por O´Higgins, mediante préstamos en Londres logra armar una pequeña flota. Gran Bretaña también jugaba su suerte en América del Sur, ya que sin la monarquía española de por medio, le quedaría vía libre para llevar adelante el comercio y “conquistar” nuevos y libres mercados, tomando en cuenta que ya estaba en germen el dominio comercial británico que se desarrollará con mayor fuerza en las décadas siguientes. Las elites locales (sobre todo de las ciudades portuarias) entendían que para ellos también se abría una oportunidad excepcional con la independencia. Volviendo a los sucesos, durante los 6 meses que transcurren entre el acta de Rancagua y el desembarco en las costas del Perú, la armada chilena libera sus costas tomando el puerto de Concepción y conquistando la isla de Chiloe. En Agosto de 1820 finalizan los preparativos de la escuadra con 17 navíos de transporte, 9 buques de guerra, 12 cañoneras, al mando del almirante inglés lord Cochrane que llevará al ejército libertador, compuesto por 4500 hombres, 800 caballos y 500 reses.
El 7 de septiembre comienza el desembarco y la última etapa del plan sanmartiniano se pone en marcha. La estrategia elegida para distraer al virrey de la Pezuela es similar a la guerra de zapa utilizada en la liberación de Chile. Las tropas españoles eran muy superiores en número, contaban con aproximadamente 23 mil efectivos distribuidos desde Guayaquil hasta el Alto Perú, por este motivo se fingen desembarcos para confundir al enemigo y que disperse sus fuerzas. La idea principal era cercar Lima para obligar al virrey a negociar la independencia. “He dado a conocer el objeto de mi misión para con vosotros; vengo para satisfacer la espera de todos aquellos que deseen la libertad del país que les dio a luz y ser gobernados por sus propias leyes.” (Manifiesto al pueblo peruano. Pisco, 7 de septiembre de 1820)
Acá vale resaltar, nuevamente, el genio estratega y militar de San Martín quien con un número 5 veces menor distribuye sus fuerzas de manera tal que va cercando Lima. Arenales desembarca en Paracas, toma Pisco y avanza por las sierras donde varios batallones españoles se suman a sus fuerzas. Cochrane bloquea el puerto de EL Callao, toma el barco insignia de la armada española (la fragata Esmeralda) y corta las comunicaciones con el norte del virreinato. Mientras tanto, San Martín desembarca en Ancón al norte de Lima y desde allí coordinando con Arenales comienzan a realizar un movimiento de pinzas para cerrar el cerco sobre Lima. “Si se quiere ganar la independencia del Perú, debemos dar un golpe certero en el corazón del poder y así obligarlos a aceptar la libertad.”
Entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre se produce la conferencia de Miraflores (al sur de Lima) entre emisarios, los realistas solicitan que los patriotas acepten la constitución liberal de Cádiz mientras que los patriotas insisten en que el virrey permita a los peruanos organizarse políticamente. Obviamente no se ponen de acuerdo y el 4 de octubre se reanudan las hostilidades. Los españoles buscaban ganar tiempo pero la frustrada negociación coloca a San Martín en una mejor posición ya que empieza a darse una situación increíble, varios batallones de españoles se pasan al lado patriota, la independencia va ganando más adeptos en la población y el bloqueo de Lima desgasta el poder que sustentaba a los realistas. Comienza así una lucha dentro de la oficialidad española, que ve a De la Pezuela como un hombre débil para continuar la resistencia, por eso el 29 de Enero de 1821 se produce el motín de Aznapuccio que coloca a De la Serna como nuevo virrey.
En Punchauca, 25 kilómetros al norte de Lima, el 2 de Junio se reúnen San Martín y el nuevo virrey para tratar de llegar a un acuerdo. Por el lado patriota se ofrece: declaración de la independencia, unificación de los ejércitos y conformación de una regencia liderada por De la Serna hasta que se declara una constitución. Sin embargo, la negativa a la libertad del pueblo peruano es lo que hace fracasar todas las negociaciones. Conscientes de no poder resistir el ataque patriota, el 6 de Julio de 1821, los realistas abandonan la capital hacia la ciudad de Cuzco sin ser atacados y bajo palabra de honor que sus enfermos y heridos serán cuidados por los patriotas.
Pero ¿Cuántos estaban convencidos de sostener la independencia? ¿La élite limeña está dispuesta a perder recursos y beneficios en pos de la libertad? San Martín es consciente de que llegaba a una sociedad acostumbrada, durante 300 años, a ser la dueña de América. La situación es totalmente diferente a Chile: no cuenta con un O´Higgins peruano en quien depositar su confianza y que unifique a las distintas facciones dentro de la alta sociedad, por eso es que debe aceptar el mando político unificándolo con el mando militar. El Cabildo abierto del 15 de julio de 1821 lo declara Protector del Perú. El 28 de julio de 1821 se proclama la independencia, es un espectáculo popular para buscar el apoyo de todas las clases. “Al fin, con paciencia y movimientos, hemos reducido a los enemigos a que abandonen la capital de los Pizarros (…) Nuestros desvelos han sido recompensados con los santos fines de ser asegurada la independencia de la América del Sud. Perú es libre.”
(Carta al general O´Higgins tras la liberación de Lima)
La táctica de nuestro prócer -aunque para estas alturas ya es de todos los pueblos libres americanos- es realmente destacable. No utiliza la guerra como único recurso. Muestra de ello es la campaña en el Callao, donde sin disparar un tiro, y pese a las presiones de sus oficiales, logra rendir la fortaleza y vence a un ejército de 3 mil hombres. “Solo en el campo de batalla se tiene enemigos”. Claro está que para él cuando la diplomacia no resuelve la fuerza se vuelve un medio indispensable.
Liberado de la presión que representaba la amenaza realista en El Callao, y asegurada toda la región costera, San Martín puede dedicarse a gobernar creando la estructura que le va dar forma a la nueva nación. Otorga la ciudadanía peruana a los indios, crea la bandera, dicta la obligatoriedad del colegio secundario, a partir del 28 de julio nadie nace esclavo en el Perú, convoca al concurso del que nace el himno nacional, forma la primera escuela normal, declara la libertad de comercio y de imprenta. También funda la Biblioteca Nacional de Lima, en el acto dijo: “Los días de estreno de los establecimientos de ilustración son tan luctuosos para los tiranos como plausibles para los amantes de la libertad. Ellos establecen en el mundo literario las épocas de los progresos del espíritu, a los que se debe en la mayor parte la conservación de los derechos de los pueblos. La Biblioteca Nacional es una de las obras emprendidas que prometen más ventajas a la causa americana. Todo hombre que desee saber, puede instruirse gratuitamente.” (Felipe PIgna, nota citada).
Aun con todas éstas reformas la sociedad limeña todavía no se vuelca de lleno a la emancipación y este genera que se empiece a pensar en otras alternativas para finalizar con el poder español en América. Se funda la Sociedad Patriótica con el fin de darle mayor impulso a la causa independentista pero las discusiones se enfrascan sobre la forma de gobierno. San Martin propone una monarquía constitucional, donde el rey debía ser un símbolo cohesionador de las distintas facciones, pues temía que se repita la misma situación interna que desangraba a las Provincias Unidas del Río de la Plata. El monarquismo sanmartiniano no era absolutista ni por asomo, es más, la propuesta parte desde el punto de vista que era el sistema de gobierno más arraigado para le época y posibilitaba la unión de los pueblos. En oposición a esta visión surgen el sector republicano que defendido por José Faustino Sánchez Carrión, quien a través de su periódico La Abeja Republicana, comienza a hostigar los pasos dados por el general en la organización del país.
“Cuando finalicé mi carrera me propuse no contestar a los tiros de los enemigos, que todo hombre público, por más justificado que sea, se suscita, especialmente en revolución; pero el redactor de La Abeja me ha hecho quebrantar este propósito, al atacar lo más sagrado que el hombre posee: me he acordado que soy padre, y que el honor es la única herencia que dejo a mi hija; sí señor, la única que les transmite el que ha sido árbitro absoluto y fortuna de grandes Estados. Permítame V.E una reflexión que no dejará de pesar en su consideración, a saber: que el nombre del general San Martín ha sido más considerado por los enemigos de la independencia que por los muchos americanos a quienes he arrancado las viles cadenas que arrastraban.” (San Martín responde a las injurias publicadas en el periódico limeño La Abeja Republicana el 11 de enero de 1823)
La llegada de San Martín a Perú revivió la causa emancipadora en Guayaquil, tal es así que la ciudad se declara independiente el 9 de octubre de 1820 y solicita ayuda a Bolívar para liberar al país. El general venezolano envía, por mar, al mariscal Sucre, su más fiel colaborador. Para finales de 1821 Sucre le solicita a San Martín el envío de tropas para finalizar con el poder de los españoles en Quito, por eso desde Lima parte una expedición auxiliadora al mando del general Santa Cruz y un regimiento de granaderos a caballo bajo las órdenes del argentino Juan Galo Lavalle. Gracias a esta colaboración, Sucre por el sur y Bolívar por el norte rodean Quito y triunfan en la batalla de Pichincha (24/05/1822). Así, para mediados de 1822, sólo queda en manos de los españoles la zona de las sierras cercanas a Cuzco y el Alto Perú.
Aunque parece fácil para los patriotas, la situación comienza a complicarse porque las tropas de Arenales sufren varias derrotas en las sierras, que robustecen las posiciones de los españoles y amenazan con avanzar sobre Lima. Esto genera que la sociedad de la capital comience a cuestionar el poder del Protector. En Guayaquil, comienza una lucha de facciones entre los patriotas, donde se debatía si se unían a la Gran Colombia o si seguían perteneciendo al Perú. La llegada de Bolívar finaliza el conflicto anexando a la región.
“Vuestra situación era un fenómeno que estaba amenazando la anarquía. Yo he venido a traeros el arca de la Salvación.” (Fragmento del discurso proclamado por Simón Bolívar el 12 de julio de 1822)
Este es el contexto en que se da la entrevista de Guayaquil entre los dos más grandes libertadores de América. Poco sabemos, a ciencia cierta, de lo que se hablaron San Martín y Bolívar los días 26 y 27 de Julio pues ambos hicieron honor a la promesa de mantener en secreto lo ocurrido. Todo lo que podemos decir son meras aproximaciones de conclusiones sacadas a partir de las acciones que realizó cada uno luego de aquel trascendental encuentro. Al llegar a la bahía del río Guayas el general al ver, en una goleta de bandera peruana, a los partidarios del gobierno guayaquileño que proponían la anexión de la ciudad al Perú exclama: “Bolívar nos ha ganado de mano”.
Se da cuenta que no entran los dos en el Perú. Tenían dos personalidades opuestas aunque coincidían en la misma pasión por la independencia. Eran hombres de misión que sacrificaron todo. Bolívar era más ambicioso y más soberbio, pues venía en posición de victoria y poder luego de sus últimas victorias y del apoyo que recibía desde la Gran Colombia. En cambio, San Martín estaba en una posición de debilidad porque se había quedado sin Escuadra ya que Cochrane había regresado a Chile, era cuestionado en Lima y no recibía apoyo desde Buenos Aires ni de O´Higgins que estaba siendo atacado por distintas facciones. Expuesto el panorama que rodeaba a la entrevista queda claro el porqué del alejamiento de nuestro prócer dejando para Bolívar el cierre de la campaña que finalizará en diciembre de 1824 con la batalla de Ayacucho.
Luego del encuentro la decisión de San Martín es irrevocable y por eso le escribe a su amigo: “(…) Va a llegar la época porque tanto he suspirado. El 15 o el 16 del entrante voy a instalar el Congreso. El siguiente día me embarcaré para gozar de una tranquilidad que tanto necesito. Es regular pase a Buenos Aires a ver mi chiquilla. Si me dejan vivir en el campo con quietud, permaneceré; si no, me marcharé a la Banda Oriental. (…) Usted tiene mucha razón pero más tengo yo. Créame, amigo mío, ya estoy cansado de que me llamen tirano, que en todas partes quiero ser Rey, Emperador, y hasta Demonio. Por otra parte, mi salud está muy deteriorada; el temperamento de este país me lleva a la tumba; en fin, mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles y mi edad media al de mi patria; creo que tengo un derecho de disponer de mi vejez. (…). Creo que ésta será la última que le escribo. Adiós, mi querido amigo, de particular conocerá usted la amistad de su JOSE DE SAN MARTIN.” (Carta a Bernardo O´Higgins. Lima, 25 de agosto de 1822)
Al llegar a Lima convoca al primer Congreso General Constituyente que se reúne el 20 de septiembre de 1822. En ese mismo momento entrega su título de Protector del Perú y es nombrado de fundador de la Libertad del Perú. Estoico, sereno, enérgico y fiel a sus convicciones alejándose de las pasiones que llevaran a las guerras civiles en América, así finaliza la vida política de San Martín.
“Mi presencia en el Perú, con las relaciones de poder que he dejado y con las de la fuerza, es inconsistente con la moral del cuerpo soberano y con la opinión propia, porque ninguna presencia personal por mi parte alejaría los tiros de la maledicencia y la calumnia. He cumplido la promesa que le hice al Perú: he visto reunido a sus representantes. (…) Nada se me resta sino tributar los votos de mi más sincero agradecimiento y de mi promesa de que si algún día se viera atacada la libertad de los peruanos, disputaré la gloria de acompañarlos, como un ciudadano.” (Renuncia en 1822, ante el Congreso de Perú, al título Primer Soldado de la Independencia con que quieren honrarlo)
Como bien dijimos al comenzar el artículo, analizar la vida y obra de San Martín es una tarea enorme pues realmente es un personaje muy completo que en cada acción nos deja una enseñanza:
- Jamás se enredó en las guerras civiles o internas. Cuando lo llamaron desde Buenos Aires para pelear con los caudillos del litoral se negó; o cuando llegó en 1829 y no desembarcó porque Lavalle había fusilado a Dorrego.
- Sacrificó todo por obtener la libertad de América dejando de lado incluso el protagonismo de su liderazgo. Frente a la negativa de Bolívar de entregarle 4 mil hombres para la finalización de la independencia en Perú se ofreció a ser su subalterno.
- Defendió América -con una visión estratégica realmente avanzada para su época- de cada agresión europea, por eso cuando Rosas se opuso al bloqueo Anglo-Francés, él se ofreció para combatir y luego le regaló su sable corvo.
- En cada acto dejó ver el lugar central que tenían para él los conocimientos y la necesidad de que éstos se difundan en los pueblos, fundando escuelas y bibliotecas por todas las ciudades en que pudo, inclusive llevando su propia biblioteca consigo durante la travesía cordillerana.
Queda en el imaginario colectivo la figura de un San Martin de conducta intachable, de entrega a los pueblos y de lealtad a sus convicciones. Estas características lo acompañaron hasta sus últimas decisiones. Por eso cuando regresó del Perú, luego de haber convocado a un Congreso General que declarara su independencia, decidió alejarse de la vida pública. ¿Pero cuáles eran sus deseos luego de haber obtenido la libertad para 3 países? Al considerar que su función había sido lograda en 1823 se instaló en su chacra de Mendoza esperando que el gobierno de Buenos Aires le permitiera viajar a ver a su esposa enferma y reencontrarse con su hija. Lo cierto es que Bernardino Rivadavia (ministro de gobierno del gobernador Martin Rodríguez) jamás le perdonó su negativa a reprimir aquel levantamiento de los Federales en Octubre de 1812, y le negó el encuentro con su esposa. Durante los 8 meses que vivió en Mendoza San Martín vió como su figura era utilizada por las distintas facciones en pugna que buscaban hacerse con el control del país. No corrió distinta suerte que los demás patriotas de la gesta libertadora, terminó sus días enfrentado con el sector de la sociedad que se hizo del poder político, aquellas elites locales, y sus representantes en la vida política, que se habían acomodado luego de la reorganización de los países ahora independientes de la colonia. La década revolucionaria deja paso a una nueva etapa política y social en nuestra región. Ante las luchas entre Unitarios y Federales, y ya con su esposa fallecida, San Martin decide exiliarse junto con su hija en Europa en 1824. En 1829, vuelve a Bs As en plena guerra civil, y el general Juan Lavalle le ofrece la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Su contundente respuesta fue: “el General San Martin jamás desenvainara su espada para combatir a sus paisanos.” (Alberto Piatelli, “San Martin en el Valle de Uco. Valores, ideales, vida y obra del padre de la patria” 2012). Ese mismo año decidió volver a Europa, donde vivirá hasta el 17 de Agosto de 1850 en Francia.
San Martín no libró muchas batallas pero las que peleo fueron decisivas en la historia de América.
“Divididos seremos esclavos, unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo de patriotismo,
depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor”.
Por último, nos resulta de vital importancia el destino de cada uno de nuestros próceres independentistas que luego de más de 10 años de luchas, sacrificios y esfuerzos admirables terminan alejados de toda vida política a causa de los intereses y mezquindades de las élites locales: San Martín en Francia, O'Higgins exiliado en Lima, Bolívar solo en Santa Marta, Sucre asesinado en Pasto, Artigas refugiado en Paraguay, Güemes muriendo desangrado en las sierras a causa de un tiro por la espalda y Manuel Belgrano pobre y olvidado en Buenos Aires.
Si hay algo de la llama revolucionaria de los patriotas de nuestra historia que debemos mantener viva es sin dudas la certeza de que cuando las ideas más avanzadas se cruzan en la historia con las circunstancias precisas, se abren épocas de grandes transformaciones, donde emergen grandes hombres y mujeres, dotados de ideales, valor, heroísmo y convicción, que le dan cuerpo a las grandes causas. No podemos hablar de Independencia, ni de estos grandes personajes, sin hablar de los miles de anónimos, pobres, indígenas, negros, criollos, mestizos; esos miles que han jugado un enorme papel a lo largo y a lo ancho del continente. Por esto el legado “Seamos libres, lo demás no importa nada” sigue tan vigente para encausar la empresa que nos toca en nuestra época como el día que naciera de la boca del General San Martin.
17 de AGOSTO de 2020
