¿Qué sucede con los precios?

¿Qué sucede con los precios?

No es la primera vez que luego de las elecciones se desata un aumento de precios descontrolado:

LOS ANTECEDENTES: En un documento del 7-3-2010, decíamos: A escasos tres meses de cobrar el salario por hijo, ni bien una parte de los trabajadores tuvieron un peso más en su bolsillo, ¡¡Oh casualidad!! se desata una serie de aumentos de precios en los alimentos. Veamos que decían los empresarios, Clarín, 12-2-10: “Un informe interno de la UIA (Unión Industrial Argentina) explica así la situación: muchos empresarios se cubren frente a la desconfianza con aumentos de precios”. Y, en Clarín del 19-2-10: “La UIA, en privado, entregó un “paper” (informe) no oficial en la Casa Rosada, en el cual se insiste en un plan antiinflacionario que trabaje sobre las expectativas y que evite una lacerante puja de ingresos. La UIA, en su borrador, insiste en que no hay motores reales de inflación, pero las expectativas negativas promueven las remarcaciones.” (Ambos artículos son de Marcelo Bonelli).

1.- Una expectativa es algo que no sucedió (que se piensa o se presume que va a suceder). Aumentar los precios basado en algo que no sucedió, es cobrar lo que no vale, se está robando abiertamente.

2.- ¿Dónde se originan esas expectativas? Esa pregunta se responde con otra pregunta: ¿Quién se beneficia con esas expectativas? Los exportadores que especulan con el precio del dólar buscando reducir sus costos en pesos, los dueños de la tierra donde se producen alimentos, los empresarios que monopolizan la producción de bienes y servicios, y grandes cadenas comerciales e importadores.

3.- la UIA (Industriales más grandes) “pide evitar la puja de ingresos”, o sea, la disputa entre los trabajadores por el salario y los capitalistas por la ganancia. Llaman a evitar esa puja, pero aumentan los precios sin causa real, ¡robando una parte del salario del trabajador y los pobres! Además, la UIA presiona al gobierno para que impida aumentos de sueldo “exagerados”; esto es: tirar la piedra, esconder la mano, y señalar a la otra mano acusándola de haber tirado la piedra. (Hasta acá el documento del 2010).

En otro documento de marzo del 2014: En diciembre del 2013 comenzó una remarcación salvaje y caótica de precios que se extendió más allá de marzo del 2014. Luego se logró bajar los niveles de remarcación, pero no se logró “estabilizar” los precios. Los aumentos durante meses desestabilizaban la economía, y eso alarmó a los mismos empresarios que aumentaban: Clarín, 29-1-14: “Unas 29 asociaciones empresarias crearon el Foro de Convergencia Empresaria. Su declaración inaugural evitó hablar de la difícil coyuntura económica y política. (…) “Ya es hora de que los actores productivos aprendan a verse como parte de un todo y a dejar de proceder como si cada parte fuera un todo. Un país cuyas fuerzas productivas, sociales y políticas operen en creciente fragmentación no puede progresar como Nación y está llamado a desgastarse en la confrontación perpetua entre sus partes”, dice el documento. “El campo” fue el anfitrión del encuentro en la Sociedad Rural de Palermo y estuvieron las cuatro entidades de la Mesa de Enlace (Sociedad Rural, Coninagro, CRA y Federación Agraria).”

Y, ¿de qué “todo” son “parte” los empresarios? del mismo mercado interno, ese es el “todo”, y cada empresario es una parte de ese todo. Por eso “deben dejar de proceder como si cada parte fuera un todo”, deben abandonar su proceder individualista, o su mercado será fácil presa de otros intereses. (Hasta acá el documento del 2014).

Como sabemos, el problema del aumento de los precios no es nada nuevo, y nuestras condiciones de vida y “expectativas” caen cada vez más desde hace años. Pero, ¿por qué no se puede detener el aumento de los precios? en la Argentina, dos veces (como mínimo) este problema terminó muy, muy mal para los humildes, las y los trabajadores y la mayoría de la “clase media”, o sea, para el 90 % de la población.

La primera, en junio de 1975, durante el gobierno encabezado por María E. M. de Perón (Isabelita), el ministro de economía, Celestino Rodrigo desencadenó un aumento del 100% en todos o casi todos los productos de consumo popular. La respuesta obrera y popular pasó a la historia como el “Rodrigazo”. Concentraciones de trabajadoras y trabajadores de casi todas las fábricas, y una rebelión popular en las calles durante más de un mes obligaron a recular a los sectores del gran capital y al gobierno. ¡Triunfo popular! Los salarios aumentaron al nivel del shock inflacionario, y se obligó al cambio del ministro de economía. Pero para la oligarquía y los grandes capitales, nacionales e internacionales, el problema no estaba resuelto. En diciembre de 1975 desencadenan un intento-ensayo de golpe de Estado desde la Aeronáutica. La respuesta obrera y popular fue débil y casi inexistente. Y la realidad es que ese golpe frustrado de diciembre de 1975 fue un ensayo para calibrar la resistencia popular. En marzo de 1976 ocurrió el verdadero GOLPE.

El otro proceso fue la “hiperinflación” que hizo renunciar anticipadamente a Raúl Alfonsín (1989) y condicionó la década siguiente, donde, de la mano de C. Menem, se entregó el país a los capitales extranjeros, vendiendo las joyas de la abuela con precios de liquidación, destruyendo industrias enteras, empresas, puestos de trabajo, y empobreciendo a millones de familias argentinas: proceso que termino cuando en 2001 “voló todo por el aire”, cuando cantábamos “que se vayan todos” y “piquete y cacerola, la lucha es una sola”.

En estos procesos se ve claramente que chocan dos intereses: por un lado, los de los humildes, los y las trabajadoras (en todas sus formas), pequeños comerciantes y empresarios, cuentapropistas y profesionales; y por otro lado los del Gran Capital local y extranjero, banqueros y la oligarquía; y el desenlace y resultado del choque entre esas dos fuerzas depende de cómo esté preparada cada una de ellas. En general, el gran capital y la oligarquía comprenden muy bien sus intereses, cómo defenderlos, y se preparan para ello. En el caso de las y los humildes, las y los trabajadores ocupados y desocupados y la clase media, no siempre tenemos en claro cómo influye ese choque en nuestra vida, cómo ese desenlace define en gran medida cómo nos va a ir en adelante a cada uno y a todos.

La experiencia nos dice que la inflación es una herramienta estratégica de desestabilización política. Hoy estamos ante otro intento de desestabilizar al movimiento popular. ¿No debería llamarnos la atención que se trate a la inflación galopante e insólita que padecemos solo como un hecho económico? ¿A quién le interesa que se la vea así? ¿No corremos el riesgo de otra derrota grave si no percibimos qué se esconde en el trasfondo de esta inflación?, ¿si repetimos el error (¿inconsciente? ¿ingenuo?) de situaciones políticas y sociales pasadas?

Necesitamos prepararnos para ese choque de intereses porque, tarde o temprano, llega. La preparación debe hacerse antes y desde abajo, sin esperar que venga desde arriba; en todo caso que quienes están en posiciones dirigentes o institucionales decidan ellos de qué lado se van a poner. Pero está a la vista que la preparación desde abajo, en barrios, lugares de trabajo y estudio es imprescindible para defendernos; en principio, debemos desatar un debate potente sobre nuestros problemas y lo que pensamos y sentimos, un debate por abajo, en nuestra cotidianeidad, un debate que nos ponga en condiciones de entender para ir organizando las fuerzas de las y los perjudicados por esta situación, y debemos hacerlo sin esperar ni depender de nadie, porque los intereses que hay que defender son nuestros y de la Patria, y la fuerza para defenderlos está y vive en nosotros.

Ese debate necesario HAY QUE CONSTRUIRLO, NO ESPERAR PASIVAMENTE “QUE LLEGUE”, y todos podemos contribuir a eso, dirigiéndonos cada uno a nuestras relaciones con información, interrogantes, etc. Ese debate, sumado al ejercicio DE ORGANIZARNOS nos va a devolver la confianza en nuestras propias fuerzas, haciendo evaporar la impotencia que sentimos, y nos va a alejar de caer en falsas soluciones que no solo retrasan la posibilidad de vivir mejor, sino que nos llevan en sentido opuesto y favorecen intereses contrarios a los de nuestro pueblo.

PARIENDO UNA NUEVA SOCIEDAD – SEPTIEMBRE 2023

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