9 DE JULIO - El camino de la Independencia

9 DE JULIO - El camino de la Independencia

José de José de San Martin estaba convencido que para que la independencia fuera definitiva debía asegurarse en toda la región. En agosto de 1814, fue nombrado gobernador de Cuyo y puso en marcha su plan para levantar el ejército de los Andes.

“Emprendí a formar (el ejército) -afirma San Martin- bajo un plan que hiciera ver hasta qué grado puede apurarse la economía para llevar a cabo grandes empresas” [1]. Para ello, llevó a cabo grandes transformaciones: convirtió la zona en una gran fábrica, generadora de vestuario, de alimentación, y el armamento necesario para conformar el ejército. Liberó esclavos y esclavas para convertirlos en parte del ejército revolucionario, confiscó parte de las grandes fortunas de la zona, puso a producir las tierras fiscales, desarrolló la fabricación de cemento para ampliar la zona de riego, explotó las minas de cobre y plomo en nombre de la gobernación, convocó a la población a aportar todo el metal que tengan (picaportes, campanas, etc.) y puso en marcha una fábrica que ocupó 700 obreros y obreras, desde donde se produjeron armas, herrajes y hasta calzado para las tropas. Cuando necesitó caballos, los expropió y dejó promesas a nombre del Gobierno de Cuyo de devolverlos. Reglamentó la distribución de la carne y realizó un severo control de las pulperías. Esta acumulación de capital, sumado a la movilización popular de amplios sectores sociales, le permitió centralizar y planificar la producción de toda la zona.

San Martín comprendió que, para avanzar con la revolución continental, y lograr una “confederación de los pueblos de la América hispana en libertad” [2], además de organizar el ejército, debía declararse la independencia, por ello a partir de 1815, insistió incesantemente para que esto ocurra. En una carta dirigida  a Tomás Godoy Cruz, el representante de Cuyo, le cuestionó: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos?"

Para ese año las tensiones internas se acrecentaron, el gobierno de Carlos María de Alvear duró solo 95 días, las banderas del programa morenista se levantaron nuevamente, en el litoral son expresadas por Artigas, en Cuyo por San Martin, mientras Güemes y los gauchos infernales impedían el avance realista en el norte.

A partir de marzo de 1816, los congresales se reunieron en Tucumán, pero, ¿de dónde eran estos congresales?,, ¿a qué provincias representaban?,, ¿se declaró la independencia argentina? En ese Congreso estaban representadas las provincias de Charcas, Mizque, Chichas, Tarija y Cochabamba, provincias Alto peruanas que hoy integran Bolivia. Estuvieron ausentes las comunidades Mapuches, Tehuelches, Matacos, Tobas, etc. así como también las del nordeste chaqueño, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, y Misiones, que convergieron en el Congreso de los Pueblos Libres convocado por Artigas, en junio de 1815. Se realizaron también gestiones para que Chile y Paraguay envíen representantes, pero no tuvieron éxito.

Se declaró la “Independencia de las Provincias Unidas de Sud América” según lo consignó el acta del 9 de Julio de 1816: “declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime é indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli.” Dicho documento fue escrito en español y traducido al quechua, aymara y guaraní para divulgarla entre la población criolla y aborigen de la región y sumarlos a la lucha contra la corona española escrita en idioma español, fue traducida al quechua, aymará y guaraní para divulgarla entre la población criolla y aborigen de la región y sumarlos a la lucha contra la corona española alto carácter de una nación libre é independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoliratificando la concepción de la “Patria Grande” que animaba a los revolucionarios.

Unos años antes Fernando VII había recuperado la corona de España y, en 1815 intentó recuperar su poder en América enviando tropas. El restablecimiento del gobierno realista fue exitoso en la mayoría de lugares, pero en la región del Río de la Plata la revolución estaba muy avanzada.El reestablecimiento del gobierno realista fue exitoso en la mayoría de lugares. Sin embargo, la región del Río de la Plata demostró ser un fuerte bastión revolucionario.

En el nuevo Estado quedaba pendiente sancionar una Constitución que fije su organización institucional, ya fuese como república o como monarquía constitucional, como proponía Belgrano declarando un “rey Inca”, y que en principio San Martin apoyaría, en un intento por movilizar a las comunidades alto peruanas asegurando su identificación con la revolución.

Un análisis superficial de tal cuestión, nos sumergiría, tal como lo cuenta la historia mitrista, en la idea que los generales han dado un giro a la derecha. Sin embargo, basta leer el debate realizado en el Congreso, para disipar cualquier duda, el diputado porteño Tomas Manuel de Anchorena se pronuncia así: “nos quedamos atónitos con lo ridículo y extravagante de la idea (…) vimos brillar el contento de los diputados cuicos del Alto Perú (…) de que pusiese la mira en un monarca de la casta de los chocolates, cuya persona, si existiera, probablemente tendríamos que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna chichería, para colocarla en el elevado trono de monarca” [3].

El proyecto de Belgrano era de avanzada, pero recibió las peores críticas. Tres años después, los congresales, ya trasladados a Buenos Aires, prefirieron un representante al estilo europeo, “blanco” y “civilizado”, por eso declararon Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón, quien, apoyado por la burguesía comercial anglo-criolla, se reunió con San Martín y le garantizó la ayuda necesaria para realizar la epopeya de cruzar los Andes, pero a la vez, representaba al sector interesado en que se produzca el ingreso del ejército portugués en la Banda Oriental con el propósito de aniquilar a Artigas.

Esa burguesía se consolidó en lo comercial y en lo financiero, vinculada con el capital británico en expansión que contaba con la disponibilidad de capitales y mercancías listas para introducirlas por todos los territorios posibles. Pero para ello se requería un Estado Nación políticamente libre, que este acorde a las necesidades comerciales del naciente mercado capitalista mundial, aspecto que se propusieron llevar adelante. El interés de las clases dominantes inglesas en que se produzca la independencia era tanto como el de los revolucionarios. Tal es así, que el ejército ingles puso a disposición los barcos con los que San Martin y su ejército viajarían desde Santiago de Chile hasta Lima para continuar con la revolución y liberar al Perú. Las burguesías locales, vinculadas con las burguesías inglesas, no dudaron en traicionar los intereses nacionales cuando lo creyeron necesario.

En el proyecto de nuestros patriotas, estuvo siempre la articulación de fuerzas de los distintos sectores, que les permitieran lograr el cometido buscado. Esta tarea solo puede ser llevada a cabo teniendo una enorme claridad acerca de los hechos mundiales y las condiciones locales. Hoy se nos presenta un escenario muy similar, donde los intereses locales ligados a los extranjeros, se oponen fuertemente a cualquier posibilidad de que nuestro pueblo, y sobre todo los y las trabajadoras, podamos tener un proyecto propio y soberano, en respeto por las necesidades humanas y de la naturaleza.

Conocer nuestra historia y los mecanismos con que nos someten las actuales tiranías, no solo nos elevará como pueblo, también fortalecerá nuestro espíritu y nos dotará de conciencia, la herramienta fundamental para cortar los eslabones de la opresión. La formación y la información no sólo como un derecho universal, sino como el deber de un pueblo dispuesto, y que se atreve a luchar por disolver los antagonismos en los que se encuentra atrapado.

Por estas razones es que el legado de los grandes hombres y mujeres protagonistas de nuestra Historia siguen siendo faro para nuestras luchas. Recordemos las palabras de Mariano Moreno: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía.”

¡Viva la Independencia, por un pueblo libre y soberano!

PARIENDO UNA NUEVA SOCIEDAD – JULIO 2021

[1] - Proclama del 22-7-1820, El Epistolero selecto, Bs As

[2] - Norberto Galasso, Historia de la Argentina, Tomo 1

[3] - Carta de Anchorena a Rosas 4/12/1846, citada por Julio Irazuzta en Tomas de Anchorena, Bs As, Huemul.

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