1º de mayo. Lo que debemos saber

1º de mayo. Lo que debemos saber

El 1° de mayo de 1886 la huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a calles y plazas a manifestar su exigencia.

En Chicago los sucesos tomaron rápidamente un sesgo violento, que culminó en la masacre de la plaza Haymarket y en el posterior juicio, alterado y falsificado, contra los dirigentes anarquistas y socialistas de esa ciudad, cuatro de los cuales fueron ahorcados.          

Cuando los mártires de Chicago subían al cadalso, concluía la fase más dramática de la presión de las masas asalariadas (en Europa y América) por limitar la jornada de trabajo. Fue una lucha que duró décadas y cuya historia ha sido olvidada, ocultada o limpiada de todo contenido social, hasta el punto de transformar en algunos países el 1° de mayo en mero día “festivo” o en un franco más. Pero sólo teniendo presente lo que ocurrió, adquiere total significación la fecha designada desde entonces como “Día Internacional de los Trabajadores”.

Los sucesos

Al cabo de una larga organización la fecha tan esperada llegó. La orden del día, uniforme para todo el movimiento sindical era precisa: ¡A partir de hoy, ningún obrero debe trabajar más de 8 horas por día! ¡8 horas de trabajo! ¡8 horas de reposo! ¡8 horas de recreación!. Simultáneamente se declararon 5.000 huelgas y 340.000 huelguistas dejaron las fábricas, para ganar las calles y allí vocear sus demandas. En Chicago, los sucesos tomaron un giro particularmente conflictivo. Los trabajadores de esa ciudad vivían en peores condiciones que los de otros Estados.

Muchos debían trabajar todavía 13 y 14 horas diarias; partían al trabajo a las 4 de la mañana y regresaban a las 7 u 8 de la noche, o incluso más tarde, de manera que “jamás veían a sus mujeres y sus hijos a la luz del día”.

Dos organizaciones dirigían la huelga por las 8 horas en Chicago y todo el Estado de Illinois: la Asociación de Trabajadores y Artesanos y la Unión Obrera Central, pero eran sus exaltados periódicos obreros los polos en torno a los cuales giraba la acción reivindicativa. Uno de estos periódicos era escrito en alemán, el “Arbeiter Zeitung”, dirigido por Augustobra, y por otro lado ese menor uso de mano de obra representa menos salarios y por ende menor poder adquisitivo en la población. En síntesis, el mismo sistema capitalista va conduciendo a las sociedades a un cuello de botella. Hoy la gran crisis que golpea a todos los países del mundo (también a los más desarrollados) obliga a la clase obrera a luchar. Pero esa lucha, que viene desde aún antes de los hechos de Chicago, es una confrontación que no va a terminar sino que tiende a agravarse.

Para que se resuelva hay que eliminar la causa que provoca ese cuello de botella: el sistema capitalista y la explotación del hombre por hombre, objetivo por el cual lucharon y murieron los mártires de Chicago y al cual hoy conmemoramos recordando su encarnizada lucha. Como siempre nuestra intención es convocar al análisis y reflexión sobre nuestras actitudes (cómo estas inciden en los hechos cotidianos), como así también en los sucesos políticos de nuestro país y en el mundo. Cada vez queda más claro que este sistema no pude dar respuestas y que no permite la reproducción de la vida de la especie humana, sólo la deteriora. ¡Sólo la clase obrera puede liberar a la clase obrera!

                “Instrúyanse, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos de todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza” Antonio Gramsci.

                                                                                                           

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